Se conecta directamente a la red eléctrica, junto con un termostato que regula su temperatura. Una vez conectada, se produce una emisión de haces infrarrojos que penetran superficialmente en objetos, calentándolos tanto en su interior como exterior, lo que provoca un equilibrio térmico, logrando así una temperatura homogénea en todo el espacio.
Una vez lograda la temperatura deseada, las pérdidas que se originan a través de ventanas, puertas, paredes y ventilación, se reducen significativamente con la calefacción por infrarrojos. Esto se debe a la capacidad de inercia térmica de los materiales (capacidad para almacenar calor, debido a su calentamiento tanto interior como exterior).
La calefacción por infrarrojo permite que tengamos un eficiente sistema de calefacción.